martes, 5 de abril de 2016

PARAULES D'AMOR.

Luís cuida de Andrea. Ella sufre una enfermedad mental que le ha ocasionado un grave deterioro físico; tras muchos años de dolencia, como sucedió con una importante parte de su familia, la chica; una mujer madura ya, empezó a perder la memoria, a experimentar repentinos y violentos cambios de humor y a sufrir brotes psicóticos; al principio leves y someros, luego más continuos y profundos. Alternaba sus crisis con períodos de lucidez y de recuperación física que la convertían en una mujer inteligente, femenina y generosa.

Se conocieron en plena adolescencia. Tras muchos años de noviazgo, con altibajos, llegaron al acuerdo de organizar su vida juntos. Entonces todo cambió; la enfermedad de Andrea hizo que se fuera apartando cada vez más del mundo real y, por tanto, de Luis. Pero en los estadíos de mejoría, volvía a ser una persona tierna e inteligente. Era como un renacer; como un reiniciar la vida de amor y compañía que Luís tanto añoraba y que, resignado, veía cada vez más como imposible de consumar.

A quien Dios quita la salud, primero le priva de la razón; por esto, cada vez más profundamente enferma Andrea de su entendimiento, le sobrevino un proceso de empeoramiento físico que parecía ya irreversible. Se sometió a diálisis durante casi tres años, pero el tratamiento era incompatible con su cuerpo tanto como con su alma, pues se conjugaban, en periodos cada vez más frecuentes, la demencia y la insuficiencia renal severa.

Tras estudiar la necesidad urgente de un trasplante y valorar todos muy seriamente la opción de dar a la mujer un tratamiento paliativo, que es como tenerla tranquila a la espera de que muriera, se descartó la opción de que su padre pudiera donarle un riñón, pues había sufrido una enfermedad años atrás que hacía incompatible el trasplante.

Resultó compatible, por la juventud y por los resultados de un complejísimo estudio clínico, Luís. Sin pensárselo dos veces, con el consejo en contra de su familia y muy especialmente de su madre, que no veía en la donación más que un trance de sufrimiento para intentar recuperar a una mujer irrecuperable, se produjo la operación.

En varias ocasiones, durante el post-operatorio, Andrea estuvo a punto de fallecer. Luis, sin embargo, se recuperó rápido; tan solo le quedó una horrible cicatriz que le recorría todo el costado izquierdo.

Pasó  el tiempo y Andrea mejoró; solo relativamente. Tuvo que tomar inmunodepresores, junto a la medicación propia de su terapia. Pasaba más tiempo en el ala de crónicos del hospital psiquiátrico que junto a Luís.

Como la vida sigue, Luís acabó encontrando a otra mujer, con la que ahora comparte vida y tiene dos hijas; pero en los períodos de lucidez, cada vez más extraños y deteriorados, vuelve junto a Andrea; pide permiso a Helena, y pasa algunos días con ella; acompañándola junto a su cama; antes de que su alma, su razón, vuelva a abandonarla; aprovechando la chispa de entendimiento que le queda para sacarla a pasear y escuchar una canción de los años 60 de Serrat, que le sigue gustando mucho a la chica; ya mujer madura y le alimenta su memoria para que, ausente del presente, ambos puedan estar juntos en un pasado en el que la salud y la compañía lo iluminaba todo. "Paraules d'amor".

Llevan así varios años. Es una rutina de ausencias. Pero es cuanto tienen y todo lo que no pudo ser.